Son las 11.50 de la mañana. En la base del 061 en el Hospital San Jorge de Huesca suena el móvil del médico que está de guardia para emergencias en la montaña. Hay que salir a un rescate. Empieza el trabajo. Médicos y enfermeros del Salud y agentes de la Guardia Civil forman una extraña y bien avenida pareja que suma conocimientos y esfuerzos para salvar vidas en el Pirineo aragonés.
Juan Pérez-Niveas, el facultativo de turno que recibe el aviso, evalúa mentalmente la situación a la que previsiblemente se va a enfrentar. De momento, tiene poca información, sin embargo no duda a la hora de seleccionar el material y la medicación que cree que va a necesitar para asistir al accidentado. Cargado con las mochilas medicalizadas, sale hacia la helisuperficie habilitada tras al aparcamiento del centro hospitalario. En pocos minutos llega el helicóptero de la Guardia Civil para recogerle y acto seguido van a buscar al equipo de los grupos de rescate de la zona más próxima al lugar del siniestro.
Muchas dificultades
Aproximadamente el 90% de los accidentes que se registran en la montaña no son graves. "En general suelen ser fracturas, esguinces, agotamientos... cosas banales que se pueden resolver y médicamente no dan grandes problemas", explica el doctor Pérez- Niveas, coordinador del servicio del 061. No obstante, los médicos de montaña se enfrentan a grandes dificultades. La primera es saber qué medicamentos cargar. Hay que ser muy preciso puesto que el helicóptero es pequeño y el vuelo en la montaña no es fácil. Sin embargo, cuando se sale de la base hay que procurar partir con el equipamiento más completo posible "porque no sabes a qué te vas a enfrentar y porque puede surgir otro rescate. Si tuviéramos que volver al hospital se perdería mucho tiempo que puede ser vital", explica el doctor.
El médico del 061 añade que solo cuando se recoge a los rescatadores de la Guardia Civil en su base reciben más datos del accidente, con lo que realizan una última selección del material necesario. "Siempre llevamos la que llamamos 'bolsa de ataque', que contiene la medicación y material fundamental para atender cualquier emergencia".
El lugar del rescate representa en muchas ocasiones otro problema. La pericia del piloto permite posar el aparato en lugares muy abruptos y de difícil acceso. A veces, solo es posible posar un patín en un pequeño saliente de una roca, "y en muy poco espacio, a 3.000 metros de altura y con un precipicio abajo, sorteando el peligro, tienes que atender al herido". En ocasiones, la situación solo permite una rápida estabilización para evacuar a la víctima al lugar próximo más adecuado para atenderlo y poder trasladarlo al hospital o centro de salud, según requiera cada caso.
Aunque la mayoría de los accidentados presentan lesiones no vitales, los médicos de montaña también se encuentran con casos muy graves. "Ahí estás solo. Tienes que hacer de médico, de enfermero, de técnico... A veces los guardias civiles nos echan una mano para monitorizar... pero se pasan malos ratos porque no llegas a todo. Se necesitarían más manos".
Lo ideal sería que a las asistencias en rescates de montaña pudieran ir siempre médico y enfermero. Sin embargo, por el momento no es algo que parezca posible, ni por la capacidad del helicóptero ni por razones presupuestarias, según apuntan.
Lo ideal sería que a las asistencias en rescates de montaña pudieran ir siempre médico y enfermero. Sin embargo, por el momento no es algo que parezca posible, ni por la capacidad del helicóptero ni por razones presupuestarias, según apuntan.
Juan Pérez-Niveas asegura que Aragón es una región puntera en asistencia de montaña y añade que otras comunidades próximas como Cataluña o Navarra no tienen medicalizado este servicio.
La mayor parte de los accidentes en la montaña obedecen a imprudencias o al desconocimiento. El exceso de confianza, en el caso de los deportistas más experimentados, también puede acabar en un percance de graves consecuencias.
La mayor parte de los accidentes en la montaña obedecen a imprudencias o al desconocimiento. El exceso de confianza, en el caso de los deportistas más experimentados, también puede acabar en un percance de graves consecuencias.
Vocación, afición y preparación
Vocación por la medicina y afición a la montaña son la base para desempeñar este trabajo para el que los profesionales, después de concluir su carrera, realizan un máster de especialización. Juan Pérez-Niveas asegura que no es imprescindible ser un experimentado escalador o esquiador y tampoco tener grandes conocimientos sobre barranquismo, actividades en las que sí están muy entrenados los agentes de la Guardia Civil que pertenecen a los grupos de rescate. No obstante, "te tiene que gustar la montaña y cuanta mejor forma física tengas, mejor", dice el coordinador médico del 061 en la provincia de Huesca.
Otra de las claves del éxito del servicio de rescate en montaña es la buena coordinación existente entre los profesionales de las dos instituciones que lo llevan a cabo, los pilotos de la unidad del helicóptero y de los agentes de los grupos de rescate de la Guardia Civil, por un lado, y de los médicos y enfermeros del 061 del departamento de Salud el Gobierno de Aragón, por otro. Juan Pérez- Niveas destaca el alto grado de colaboración entre unos y otros y comenta que con asiduidad se realizan programas de instrucción conjuntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario