14 de enero de 2013

Invisibles e imprescindibles ""Voluntarios Protección Civil""

AYUDA SOLIDARIA
Invisibles e imprescindibles
Unos 1.700 aragoneses se forman en las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil de la comunidad En Aragón hay un total de 54 repartidas por diversos puntos
El Periódico de Aragón - F. Mantecón - 20130113.- Los voluntarios de Benabarre han realizado diversos cursos de formación.

Los incendios en la zona de Castanesa y el Moncayo, el desalojo de la estación de Panticosa o las inundaciones de las Cinco Villas y la Jacetania han contado con un factor común. Algo que siempre cede el protagonismo a los Bomberos, la Guardia Civil o la UME, cuya labor es "hiperimportante" en la gestión de cualquier emergencia: los voluntarios de Protección Civil.
El adjetivo lo pone Óscar Laguarta, jefe del Servicio de Bomberos y Protección Civil de la Mancomunidad del Alto Gállego. "Es algo difícil de entender desde fuera, pero los servicios profesionales están dimensionados para situaciones normales. En una emergencia, la labor de los voluntarios es tan vital como pueda serlo la de un bombero", asegura.
Los voluntarios con base en Sabiñánigo colaboraron, por ejemplo, para trasladar en todoterrenos a los esquiadores evacuados de la estación de Panticosa, hace unas semanas, y de no haber sido por ellos, el rescate aún hubiera sido más duradero. "No es una forma de ahorrar para la administración, su labor es vital -explica Laguarta--. Por ejemplo, en una búsqueda de personas desaparecidas, aportan el plus de su conocimiento del terreno", añade.
Formación
El único requisito para apuntarse al voluntariado es la mayoría de edad y tener ganas de colaborar, pero de no contar con una formación adecuada, los voluntarios podrían llegar a suponer más un estorbo que una ayuda para los profesionales. De ahí que se sometan a continuos cursos de formación --primeros auxilios, orientación, extinción de incendios--- a lo largo del año.
En el 2012, alrededor de 900 voluntarios (en estos momentos ya son 1.700) realizaron unos 58 cursos con un total de 400 horas lectivas. Unas cifras algo superiores a los 50 cursos, 320 horas y 860 alumnos del 2011. Una tarea que concede aún más mérito a estos voluntarios que realizan este trabajo sin cobrar ni un solo euro por ello. "Pero es un conocimiento que engancha", asegura Laguarta.
Tan completa es la formación que, llegado el momento de actuar, por ejemplo en un incendio, "nadie se para a pensar quién es voluntario y quién no. Allí estamos todos en primera línea de fuego, la única diferencia es si al final de mes cobras por ser Bombero, profesor o tendero", expone Andrés Pociello, jefe del flamante Parque de Bomberos de Benabarre y presidente de los voluntarios de la Ribagorza
La calidad de la formación, eso sí, tiene sus contraindicaciones, ya que reciben "muchas llamadas de opositores a bombero que quieren hacer los cursos --monográficos sobre incendios forestales, excarcelación---, y no se suman al parque. En zonas con gran dispersión territorial, es fundamental contar con gente cercana", asegura Pociello.
Las razones para hacerse voluntario son tan variadas como las que llevaron a crear las agrupaciones. "Hay de todo, desde gente que ha vivido algún accidente de tráfico y quiere ayudar a otras víctimas, a otros que solo tienen tiempo libre y, sobre todo, muchas ganas de colaborar", explica Mariano Miguel, alcalde de Calcena y vicepresidente de la agrupación de la comarca del Aranda.
Motivación
Esta surgió de un grupo de vecinos que querían pedir permiso para la celebración de la Calcenada, y desde la DGA les convencieron para que llevaran su ayuda más allá. El verano pasado, con el incendio del Moncayo, pusieron a prueba su labor. "Aquel día había vuelto de propio a un pleno, porque estaba de vacaciones, me llamaron para avisarme del incendio y, cuando vi el humo, allí se quedó la comida", recuerda Miguel.
En aquella ocasión, el conocimiento de la zona de los voluntarios fue fundamental para trasladar a las brigadas por caminos forestales, e incluso rescatar a algunos grupos. "Les llevábamos agua y comida, les trasladábamos y llegamos a evacuar a alguna rodeada por las llamas. El conocer la zona hace mucho", asegura.
Las tareas de las agrupaciones son de todo tipo, desde emergencias a la vigilancia de eventos deportivos, pasando por despejar las carreteras en los periodos invernales. Pero lo que une a todos, según expone José Quibus, del grupo de Alfajarín, es la solidaridad. "Al final, estamos la misma gente que podemos estar en la comisión de fiestas o ayudando a los vecinos. En los pueblos, hay mucha solidaridad", apostilla.