23 de junio de 2008

Movilidad

La mayor parte de los visitantes que acceden a la Expo por la pasarela de Delicias toman las escaleras cuando comprueban que los ascensores que salvan el desnivel con el barrio de La Almozara todavía no funcionan. Pero para Sergio y su compañera, María Pilar, ese pequeño inconveniente se transforma en un obstáculo insalvable. Para ellos, que tienen problemas de movilidad, el inexplicable retraso en la puesta en marcha de los montacargas supone tener que dar media vuelta y volver por el mismo camino montados en sus sillas de ruedas eléctricas tipo Scooter.

"Ya hemos ido cinco veces por la pasarela, con la esperanza de encontrarnos con los ascensores en funcionamiento, pero siempre están parados, y eso que la muestra se inauguró hace ya más de una semana", explica Sergio, que vive en el barrio de Delicias.

Al principio, él y María Pilar optaron por atravesar el paseo del Agua. Pero la tentativa resultó frustrada. Lo que debía ser un agradable paseo hacia la puerta sur de la Expo se transformó en un peligroso yincana entre hormigoneras y montones de tierra. "Hay demasiados obstáculos, está todo sin terminar y había que dar grandes rodeos para evitar las zonas de obras", señala Sergio.

Total, que no tuvieron más remedio que optar por el transporte público para ver convertido en realidad su deseo de llegar por sus propios medios al recinto de Ranillas.

Dentro de la Expo las cosas mejoran, pero sigue habiendo problemas para las personas con algún tipo de discapacidad motriz. Por ejemplo, según Sergio y María Pilar, la zona del anfiteatro "carece de zona adaptada a personas minusválidas". Y lo mismo ocurre con el espectáculo del Iceberg.

Ellos han ido explorando los rincones de la exposición y casi todo ha salido bien. Pero en algunos puntos han detectado fallos que han pasado inadvertidos para los organizadores del evento. "De noche, cuando sales de la Torre del Agua, te encuentras con una rampa que está a oscuras y totalmente solitaria", apunta Sergio.

Por si eso fuera poco, él y María Pilar consideran que en el recinto "se echa en falta" la presencia de personal de Protección Civil que garantice la seguridad en los espectáculos multitudinarios y para orientar a las personas con algún tipo de minusvalía. "Si estas deficiencias se fueran subsanando, la visita a la Expo resultaría mucho más agradable para un gran colectivo de usuarios", opina María Pilar.

Ella y su compañero confían en que esta serie de carencias se vaya subsanando con el tiempo, pero creen que, desde un principio, los accesos a la Expo para personas discapacitadas han adolecido de una falta de planificación que los ascensores parados de Delicias han contribuido a agravar.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=419230