
¿Donde están esos voluntarios vestidos de naranja y azul con bandas reflectantes que con el sonido de sus silbatos, su linterna señalizadora y su radiotransmisor, controlan y dirigen al público en todo tipo de concentraciones y en condiciones climatológicas adversas?
Recuerdo conciertos en la Romareda 35.000, en el Príncipe Felipe 15.000, y muchas más actuaciones… El público los conoce, “se dejan ver”, creando con su presencia una sensación de seguridad global, difícil de alcanzar por cualquier otro colectivo sea estatal, administrativo o de carácter altruista. Su experiencia y dedicación está más que demostrada en materia de prevención – control y orden – sanitaria – extinción de incendios y rescate. Algunos llevan más de quince años de servicio y provienen de otras instituciones.
Nos encontramos ante un acontecimiento histórico único en Zaragoza, de esos que solo ocurren una vez en la vida de cada uno y es una lástima no contar con ellos, que dejan familia y amigos, empleando su tiempo libre a la salvaguarda de la ciudadanía en situaciones complicadas. Merecen algo más que indiferencia, cuando dan algo mejor “participación”.
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=418732
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=418731
