20 de enero de 2009

Barack Obama ejerce de voluntario

Obama incita al servicio comunitario acudiendo a un hogar para jóvenes. "Queremos usar internet para organizar a la gente y reconstruir América", proclama.

Ibn Qadir Asad Abdul Wali salió de la cárcel en agosto tras cumplir tres años de condena "por drogas". Tiene 25 años y dejar atrás el pasado no siempre resulta fácil, sobre todo porque sigue viviendo en el sureste de Washington, en uno de los barrios más pobres y con más problemas de violencia y drogas de la capital de EEUU, y porque allí siguen también los que eran sus "asociados". Pero está empeñado en cambiar el rumbo, sobre todo porque se niega a que su hermana pequeña, Temeka Whitaker, caiga en las mismas trampas.

Barack Obama escuchó ayer sus problemas y sus retos. Personalmente. Y se puso a trabajar con el muchacho negro. Literalmente. Arremangándose la camisa, Obama cogió un rodillo y dio una manita de pintura azul celeste a las paredes de la Sasha Bruce House, el único refugio para adolescentes sin hogar que hay en la capital y que está en proceso de renovación.

DÍA NACIONAL DE SERVICIO
El propio Obama había decretado en la jornada de ayer, la fiesta en homenaje a Martin Luther King, un día nacional de servicio, intentando alimentar en los estadounidenses un espíritu de cooperación similar al que ha impulsado su victoriosa campaña hasta la Casa Blanca. Y predicó con el ejemplo. "Todo el mundo puede ser grande porque todo el mundo puede servir", dijo Obama, citando a King y con el hijo de este a su lado.

Para Deborah Shore, la mujer blanca que en 1974 fundó el centro de acogida de menores, la visita de Obama hablaba más que casi cualquier discurso. "Dice mucho de quién es, alguien con los pies en el suelo que quiere escuchar ideas y ver cómo puede ayudar", decía sentada en la planta baja de la casa del 1022 de la avenida Maryland.

En la planta superior, Matthias Hollwich daba retoques de pintura en la misma sala en que pintó Obama y que se va a convertir en uno de los tres dormitorios del refugio para adolescentes. Hollwich es alemán, tiene 38 años, trabaja en un estudio de arquitectura en Nueva York y ya había sido voluntario en la campaña de Obama. "Él ha ayudado a crear una nueva sensación de comunidad", decía, y apuntaba a otra realidad que explica el éxito de la reorganización comunitaria. "Hoy la sociedad está más unida y a la vez más desconectada por internet. Y Obama ha usado la parte de unión".
El propio Obama había lanzado ese mensaje ante las cámaras en uno de sus actos comunitarios de un día en el que también acudió a un hospital de veteranos y en el que 5.000 organizaciones de voluntarios respondieron a su llamada de trabajar por la mejora de la sociedad. "Internet es una herramienta asombrosa para organizar a la gente --dijo--. Lo hemos visto en la campaña, pero no queremos usarlo solamente en las elecciones, queremos usarlo para reconstruir América".

ENERGÍA
Un par de horas después de que Obama abandonara la Sasha Bruce House rumbo a otros de sus actos comunitarios del día, en el refugio aún se sentía la energía de su visita. Y allí seguía el hombre que la había hecho posible, un miembro del equipo de preparación de los actos de toma de posesión. Pidiendo el anonimato porque no tiene autorización para hablar como portavoz del presidente electo, este hombre insistía en que la elección de esa casa fue muy consciente. "Hay una diferencia entre el voluntariado y el servicio comunitario. Obama apuesta por actividades que duren. No se trata de trabajar un día dando comida a los pobres: se trata de enseñarles a cocinar".
Este miembro del equipo del nuevo presidente comparte con él, además, el color de la piel. Y explicaba orgulloso que Obama "ya está teniendo un efecto real en la gente. Ahora hay mucha gente que, aunque simplemente sea por el hecho de que ha llegado a la Casa Blanca, camina con la cabeza más alta", decía, para añadir riendo: "¡Además, me encanta tener un presidente que es más inteligente que yo!".

20/01/2009 Idoya Noain – El Periódico de Aragón
No es fácil que un líder mundial arrime el hombro por causas “anónimas”, pero ayer pudimos ver a un Barak Obama, relajado, rodillo en mano, en camisa y con las mangas remangas, pintando en color azul celeste las habitaciones de un hogar para jóvenes (Sasha Bruce House).

Parecía la típica estampa a la que estamos acostumbrados a este lado del océano, a la hora de pegar carteles al inicio de cada campaña electoral, salvo que esta vez el voluntario era el ya presidente electo de EEUU a poco menos de 24 horas de jurar el cargo, dando un ejemplo de solidaridad alentando al servicio comunitario. Por un momento compartió problemas y proyectos en una jornada declarada como día nacional de servicio, al tiempo que citaba palabras de Martín Luther King “Todo el mundo puede ser grande porque todo el mundo puede servir”.

Su aplicación en el voluntariado debe de ser real y no solo el sueño de un ideal. La actitud de este excepcional voluntario no puede quedar relegada en el olvido por una sociedad que tiende a la imitación. Imágenes como estas deben repetirse en cualquier lugar que precise servicios comunitarios y que tengan como recurso de base al voluntariado.

El voluntariado es un derecho social, incomprendido por algunos y olvidado por otros, que la mayoría de las veces, solo demanda de un reconocimiento público que descubra todo su potencial.