8 de septiembre de 2009

Historias a 15.000 pies de altura

Trabajan de sol a sol a lomos de un EC -135 y son un "esencial apoyo” para llevar a cabo rescates en los montes oscenses. La Unidad de Helicópteros número 41 (UHEL-41) de la Guardia Civil vive durante los meses estivales un continuo estado de alerta y preparación debido a la gran cantidad de sucesos que ocurren en el Pirineo aragonés.

Miradas cómplices, voces de mando atenuadas por el trato familiar que causa el trabajar día a día a 15.000 pies, casi 5.000 metros de altura. Al excelente trato se suma la concienzuda inspección diaria de la “herramienta”, un Eurocopter EC-135, estos elementos forman algunas de las piezas esenciales que conforman la UHEL-41. Unos engranajes formados por hombre y máquina que, de sol a sol, en invierno o en verano, vuelan a cualquier rincón del Pirineo, allí donde se les requiere.
Los engranajes están siempre listos, en guardia. Una llamada de los Grupos de Rescate en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil ejerce de resorte para que toda la unidad al completo, pilotos, mecánico y miembro del 061 se pongan en marcha. Un ritual donde la meticulosidad prima ante todo.

“El mecánico realiza una inspección a fondo al iniciarse la jornada, antes de iniciarse el vuelo se lleva a cabo otra revisión; el piloto debe hacer una segunda revisión, sobre todo visual antes de despegar y una vez que el helicóptero está de vuelta se informa de las incidencias y de nuevo se procede a la inspección”, explica el capitán de la UHEL-41, Alberto Rodríguez Martínez.
Junto a la mecánica, la observación de la meteorología es fundamental, “leemos las previsiones del tiempo y estamos pendientes de él continuamente, cuando a nosotros nos llega un aviso para prestar apoyo tenemos que analizar, en función de la meteorología, si nos es posible prestar el servicio que se nos pide”, explica el oficial de la Guardia Civil.

La Unidad de Helicópteros de Huesca cubre entre el 85 y el 90% de las misiones de rescate encomendadas, sólo la noche y la climatología adversa evita que la UHEL-41 surque los cielos de la provincia altoaragonesa.
Rodríguez Martínez es capitán por escalafón militar pero además cuando ocupa los mandos del Eurocopter EC-135 también se convierte en el “capitán” de la nave, “los pilotos tenemos tres factores que debemos controlar siempre en vuelo, la altitud, el viento y la temperatura, a mayor altitud mayor viento y mayor esfuerzo en los rotores del aparato”.
Estos factores, unidos al gasto de combustible y a la carga del aparato, obligan a los pilotos de la UHEL-41, expertos en rescates en montaña por su estratégica ubicación a las faldas de la cordillera pirenaica, a sumar más adversidades y dosis de cautela a su habitual lista de trabajo: estabilizar el helicóptero en un barranco, aterrizar en zonas de hielo en invierno, descender a especialistas del GREIM en picos y paredes.
A pesar de las dificultades del terreno, siempre se vuelve a empezar, “del orto al amanecer” y hasta que el depósito aguante. “Tenemos una autonomía de vuelo de dos horas y media y los rescates suelen durar máximo una hora cuarenta minutos”, indica el capitán de la UHEL-41. Este verano de 2009 la unidad ya ha batido su propio récord de rescates, “hemos permanecido 12 horas en el aire”.
Sanitarios en las alturas

No llevan galones ni son militares, pero son uno más cuando cabalgan el viento dentro del Eurocopter, los sanitarios especialistas en rescate en montaña del 061, médicos y enfermeros, forman parte de la punta de lanza del salvamento. Su misión: dar asistencia en el lugar del suceso. Algo que hace “ganar tiempo” a los equipos de auxilio explica el enfermero del 061 Juan García-Lisbona Iriarte.
“Nosotros tenemos que ser capaces de seguir a un especialista de montaña de la Guardia Civil en un ascenso a una zona con hielo, en una pared en Riglos o descender por un barranco”, comenta. Buena prueba de estas afirmaciones son los voluminosos bultos que pueblan el interior del helicóptero.
Además de material médico, “todo de plástico para evitar peso”, Juan también lleva consigo casco, arneses, cuerdas, piolet, un traje de neopreno, “muchas veces cuando nos subimos al helicóptero no sabemos si vamos a volver al hospital o a la base, así que es preferible cargar con todo”, explica.
Los enfermeros y médicos del 061 forman parte del organigrama que existe en toda la Comunidad; sin embargo, además de ser sanitarios de urgencias en las ambulancias ocupan un lugar en los grupos de salvamento, “normalmente vienen a buscarnos al helipuerto del hospital o a veces estamos con la Guardia Civil en el hangar a la espera de un aviso”, comenta García-Lisbona.

Enfermeros y médicos se enfrentan en el monte a todo tipo de cuadros clínicos, “en verano se suelen atender más lesiones en extremidades, torceduras, esguinces, fracturas y suelen ser muy abundantes, en invierno hay menos rescates pero suelen ser más graves”, asegura el enfermero del Servicio Aragonés de Salud.
Para poder llevar a cabo todo este trabajo en perfecta coordinación entre guardias civiles y enfermeros sólo hace falta una cosa: compañerismo. Juan así lo destaca, “el trato es muy buen bueno, existe un gran compañerismo y confianza y éste no sólo se da durante el trabajo, es normal que enfermeros y guardias civiles compartan actividades juntas, en especial la montaña”.
La “élite” de los aires

La UHEL-41 no sólo cuenta con un helicóptero en Huesca, durante los meses de más actividad (junio, julio y agosto) otro equipo con su respectivo aparato queda acantonado en el valle de Benasque para llevar a cabo misiones de socorro en esa zona.
Aunque su principal actividad se centra en la montaña, los miembros de la UHEL-41 también desarrollan actividades de vigilancia policial en los cielos aragoneses, aunque estos dispositivos siempre son eclipsados por el incesante trabajo que desarrollan entre riscos y gargantas. Y es que los Pirineos son su particular “reino” y a pesar de que no se jactan de ello, sus continuas misiones en los lugares más difíciles de la orografía aragonesa obligan a estos pilotos a ser profesionales en todos los campos de vuelo.

“Es una subida de adrenalina el estabilizar un helicóptero y descenderlo a velocidad mínima por un barranco donde apenas tienes un metro entre la pared y las aspas del helicóptero”, indica Rodríguez Martínez. “Es la unidad de helicópteros dónde un piloto puede demostrar toda su pericia y dónde debe hacerlo para poder llevar a cabo con éxito su misión”.


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