La exposición está ubicada en la planta baja del Edificio Europa (Plaza de Europa nº 1, junto al Puente de La Almozara), y se puede visitar de martes a sábado en horario de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas, y los domingos y festivos de 11.00 a 14.00 horas. Los lunes permanecerá cerrada, al igual que el resto de las salas de exposiciones municipales. También está prevista la realización de visitas guiadas para grupos de entre 10 y 30 personas los martes y jueves de 11-00 a 13-00 horas y los miércoles de 18.00 as 20.00 horas.
Además de exposiciones como la que abre hoy sus puertas, el Centro Ambiental del Ebro albergará otras actividades educativas y de divulgación relacionadas con la sostenibilidad, la calidad ambiental y la interacción de la vida del ser humano con la naturaleza y, por su proximidad con la Biblioteca del Agua y el Medio Ambiente, se va a erigir en uno de laos espacioa de referencia de la ciudad para todas las actividades relacionadas con la calidad ambiental, la naturaleza y muy particularmente en la relación con el Ebro y los cauces fluviales de nuestra ciudad.
La gran riada, hace cincuenta años
Las avenidas del Ebro nos visitan cada cierto tiempo. En 2011 se cumple el 50 aniversario de la más caudalosa del siglo XX, que tuvo lugar en los primeros días de 1961. Es una buena ocasión para recordar lo ocurrido, conmemorar el suceso y abrir el foco ampliando el tema, repasando las noticias que tenemos sobre las inundaciones históricas provocadas por el Ebro a lo largo de la historia de la ciudad. Es, también, una oportunidad para reflexionar acerca de nuestra relación con el río, una relación de amor y desamor, de agresiones y desidia pero también de fructífera convivencia: de lo que el río nos da y nos quita, y de lo que nosotros, a nuestra vez, le damos y quitamos.
La exposición lo hace a través de los testimonios gráficos conservados desde hace más de cien años, desde los grabados de la extraordinaria riada de 1871 hasta las imágenes de las más recientes acaecidas ya en el siglo XXI. Contamos para ello con excelentes fotografías tomadas por reporteros y artistas de la imagen como Marín Chivite, Lucas Cepero, Loty, Bardavío, Miguel París, Gerardo Sancho o Larraz, hasta las más recientes de Rogelio Allepuz, Chus Marchador y Ángel de Castro.
Un recorrido a través de 80 fotografías, la mitad de ellas dedicadas a la gran riada de 1961, y en su totalidad de gran valor documental, nos permite adentrarnos en las diversas facetas de un acontecimiento de estas características, a la vez habitual y extraordinario. Desde los daños en campos, inmuebles y enseres, el coste en vidas humanas, hasta las tareas de rescate y salvamento, la variación en el curso del río, la formación de los galachos, la azarosa vida del Puente de Piedra, la suerte de las instalaciones cercanas al cauce como Helios o el Náutico, la manera de medir las crecidas, e incluso la atracción que la enormidad de los caudales a su paso por la ciudad ejerce sobre los zaragozanos.
También plantea puntos de reflexión sobre nuestra relación con el río, mirando tanto hacia atrás como hacia adelante. La exposición sigue un recorrido cronológico, a través del cual se van introduciendo los diferentes temas:
Riadas históricas desde la Antigüedad.
Los testimonios de los cronistas medievales.
La riada de 1643: la inundación del Convento de Predicadores y la rotura del Puente de Piedra. La Vista de Zaragoza de Martínez del Mazo.
La gran riada de 1871. Los grabados de La Ilustración Española y Americana. Una riada que ha servido de referente de nivel de caudales hasta nuestros días.
1906: la vista hacia la desembocadura del Huerva. La situación que se produce cuando crecen los afluentes en Zaragoza. Aspecto religioso: cuando el río «trae los santos» y cuando los santos se llevan hasta el río implorando que cesen las crecidas.
1930: otra riada de referencia. Los baños públicos, la fundación de Helios, la antigua relación de los zaragozanos con su río.
1923: San Juan de Mozarrifar. Las causas de las riadas (lluvias y fusión de las nieves). En este caso, por tormentas.
1932: las almadías. El transporte fluvial de la madera.
1936: la intensidad de las riadas no solo por su caudal sino también por su duración. Los primeros testimonios gráficos de rescates.
1952: la actuación de los pontoneros. El salvamento en pueblos ribereños aislados por el agua.
1961: la gran riada. Los daños en los campos, establecimientos industriales, vías férreas, barrios y pueblos enteros anegados por el agua. La actuación de las autoridades de la época. El informe del gobernador civil y la evaluación de la situación. La intervención de los militares y los efectivos de la base aérea. La creación del Galacho de Juslibol. La dinámica del río y las crecidas extraordinarias: la cuestión de los periodos de retorno. ¿Cuándo puede producirse «la gran riada del siglo XXI»?
1966: los puentes. El de Santiago, el de Piedra. La historia de la dificultad de su construcción en el pasado, cuando era un puro tejer y destejer.
1978: comparativa de dos imágenes casi idénticas por su punto de vista, opuestas por lo que muestran, que es la gran avenida y el estiaje. Nuestro río es así, esa es su dinámica natural.
1992: escolleras, motas y defensas. ¿Son la solución?
2003: llegó a niveles menores que la del 61 pero provocó casi tantos daños. La progresiva ocupación del área inundable, la falsa seguridad, la desmemoria.
2008: la última ocasión que hemos conocido, las impactantes imágenes que dejó la Expo.
Reflexión final acerca del futuro: qué hemos hecho, qué estamos haciendo, qué podemos hacer. Puerta abierta a la reflexión, la sensatez y la concordia.
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