Muchos padres zaragozanos llevaban ayer un gran peso sobre sus hombros. El de sus hijos. Los más pequeños no quisieron perderse ni un solo minuto del desfile de Carnaval que ayer recorrió el centro de la capital aragonesa y que estaba hecho a la medida para ellos porque fueron muchos los grupos que decidieron recrear un mundo de cuentos y juegos. Pero de carne y hueso.
Fueron miles los ciudadanos que ayer salieron a la calle para vivir un año más la más pagana de todas las fiestas. Por eso el colorido y la alegría inundaron ayer el centro urbano, que celebró con numerosas carrozas y, como no podía ser de otra forma, con disfraces la victoria efímera de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
Fueron miles los ciudadanos que ayer salieron a la calle para vivir un año más la más pagana de todas las fiestas. Por eso el colorido y la alegría inundaron ayer el centro urbano, que celebró con numerosas carrozas y, como no podía ser de otra forma, con disfraces la victoria efímera de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
Los participantes agudizaron este año el ingenio para sorprender a los viandantes con originales atuendos, aunque muchos optaron por lo clásico, como el grupo de presos que recorrió Independencia custodiado por duros policías. Sin duda los que más disfrutaron del espectáculo fueron niños, que hoy por la mañana tendrán un espacio propio con el carnaval infantil que se celebra en el paseo Independencia. Ya ayer participaron activamente en el desfile. Fueron los primeros que corrieron a por su jarra de cerveza ataviados de fornidos alemanes en plena Oktoberfest.
Y fueron los que más se emocionaron al descubrir a los personales de sus cuentos favoritos hechos realidad. Blancanieves, la más reconocida, no perdía de vista a sus siete entrañables enanitos. Tampoco faltaba la Reina de Corazones, aunque algunos no la ubicasen demasiado. "¿Quién es esa, mamá? Es una carta...", aseguraba una muñeca rubia encaramada a su padre. "Es de Alicia en el país de las maravillas". "¿Y dónde está Alicia?". Alicia estaba repartiendo saludos entre los niños de las primeras filas tras una carroza en la que se leía La vida es un cuento.
O un juego. Como parecían decir las fichas de parchís que, solo durante la jornada de ayer, caminaban sin la ayuda de su dado que, solo ejerció de acompañante a lo largo del recorrido. Igual que un grupo de mayorales, que no tuvieron que hacer uso de sus varas, para que ninguna de sus ovejas, incluida la negra, se saliese del itinerario marcado.
Los voluntarios de Protección Civil participaron un año más, junto a miles de zaragozanos en el desfile de Carnaval que recorrió las calles del centro de la ciudad. 16 voluntarios controlaron charangas y grupos de asistentes, destacando estos por sus coloridos uniformes que a más de uno le hicieron pensar si no eran integrantes de las mismas. Desplazados al servicio en los vehículos PC – 6 / 8 / 9.
Zaragoza se convirtió ayer en un mundo de cuentos y máscaras ( El Periódico de Aragón - 22/02/2009 )
No hay comentarios:
Publicar un comentario