El 23 de julio, la Plaza del Obradoiro se
preparaba para su fiesta grande "Santiago - 25 de julio". Todavía en
color, se podían ver a los operarios de la pirotécnica encargada de colocar los
fuegos de artificio en la fachada de la Catedral, custodiados por Santiago
Alfeo "Santiago el Menor". Abajo en la bandeja de la plaza,
peregrinos y turistas confluían, mezclándose entre ellos, mientras algunos
equipos de televisión realizaban entrevistas, aquellos cansados viajeros,
llegados desde cualquier parte del mundo, a pie o en bici, pero entusiasmados
por haber cumplido su deseo. Nada hacía presagiar que veinticuatro horas más
tarde, se pasaría de la alegría del color, al dolor en blanco y negro. Negro
por el terrible accidente ocurrido en Angrois, a 2.700 metros de este lugar tan
emblemático y a tan pocas horas de su fiesta mayor. Blanco, una vez más "nunca
máis" por la solidaridad demostrada por vecinos, fuerzas de seguridad,
intervinientes en emergencias y todo aquel que en esa tarde - noche del 24 de
julio de 2013 se echó a la calle con lo que podía y con la intención única de ayudar.
No duden que así fue, unidos por la desgracia, de nuevo una "marea
blanca" de voluntarios que dio claro ejemplo de colaboración en situaciones extremas.
Nuestro más profundo pesar a todos los afectados por tan trágico suceso.
Galicia - El Mundo - Si te dicen
que Caín por Rubén Amón
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