
Pero la expectación y la tensión residen abajo, en la plaza de la Catedral, donde miles de personas, pañuelo verde en mano, esperan ansiosas a que se prenda la mecha al grito unánime y excitado de ¡San Lorenzo!, ¡San Lorenzo!, ¡Huesca es fiesta! y ¡viva San Lorenzo! En pocos segundos, estalla el delirio, y la fiesta se tiñe de blanco, verde y rojo; ríos de alegría, agua, vino y harina corren parejos al ritmo frenético que marcan saltos, besos y abrazos. Sobre la multitud planea ya el clímax de la fiesta que seduce y embruja tanto a los oscenses como a quienes llegan de fuera. ¡Viva San Lorenzo! ¡Viva!
Huesca en fiestas: Heraldo de Aragón
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