Los virus no entienden de protocolos ni de miedos ante la opinión pública, y al final el H1N1 que causa la llamada nueva gripe se ha impuesto. Con una extensión casi mundial (ya se ha identificado en al menos 29 países europeos, los 3 norteamericanos, 6 de Oriente Próximo, 11 del este asiático, 2 de Oceanía, 16 en América Central y el Caribe y 6 de América del Sur), la epidemia de nueva gripe es ya, oficialmente, una pandemia. Falta África: de momento, sólo hay ocho casos confirmados en Egipto, pero fuentes de la OMS admiten que hay sospechosos en otros seis países, desde Eritrea a Sudáfrica pasando por Namibia, Cabo Verde, República Democrática del Congo y Gambia.
Fue la propia directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, la encargada de hacer el anuncio del aumento del nivel de alerta. "El virus se transmite fácilmente entre personas y entre países. Por eso he decidido elevar el nivel de alerta", dijo Chan. La decisión se ha tomado después de avisar a los países con más casos, España incluida, y de una reunión preparatoria con periodistas. El objetivo de ésta era dejar claro que el aumento de la fase de alerta responde a cuestiones de extensión del virus y de su facilidad de transmisión, no porque haya empeorado el diagnóstico.
Claro que, acto seguido, los expertos advierten de que esta situación puede cambiar. Es lo que hacen siempre todos los virus de la gripe, incluidos los que causan los brotes de cada invierno (la llamada gripe estacional). Y nadie es capaz de prever hacia dónde lo va a hacer este virus. Las posibilidades van desde que siga causando una enfermedad leve hasta que vuelva a frenar su ritmo de expansión o que adquiera características del H5N1 (el virus que causa la gripe aviar) y se vuelva mucho más mortal.
De momento, los últimos datos son que en el mundo hay confirmados casi 29.000 casos (este número incluye todos los diagnósticos desde que a finales de abril se detectó al enfermedad, por lo que la mayoría están ya fuera de peligro, aunque también se registran los 144 fallecidos). Esta cifra es sólo la de los enfermos más graves o los que han ido a un servicio médico donde se han molestado en hacerle los análisis correspondientes. Por eso lo más seguro es que, en verdad, la cifra de infectados, incluidos los que han pasado una enfermedad tan leve que no han ido al médico o los que se han infectado pero ni se han enterado, sea muy superior. En EE UU los Centros de Control de Enfermedades (el organismo científico de referencia) calcula que por cada diagnóstico hay otros 3.000 afectados que quedan sin registrar. Esta proporción es conservadora (es un país puntero donde las alertas saltaron desde el principio), por lo que aventurar que ya ha habido 90 millones de infectados no parece una exageración.
Ésta es la primera pandemia de gripe que se declara en 40 años. La anterior empezó en Hong Kong en 1967, y se saldó con medio millón de muertos. Los expertos creen que la nueva gripe seguirá este modelo y no el de la epidemia más famosa, la de la gripe española de 1918, a la que se atribuyen entre 25 millones y 50 millones de fallecimientos. La causa no es sólo la genética del virus, sino el tremendo cambio de las circunstancias sanitarias. Entonces el mundo acababa de salir de la I Guerra Mundial, y, sobre todo, no existían los antibióticos. Ahora las circunstancias son distintas. En este aspecto, a mejor.
Aunque el cambio también tiene sus inconvenientes. "Pandemia quiere decir una enfermedad que se propaga rápidamente", recordó Chan. Eso hace medio siglo quería decir que tardaba de seis a nueve meses en cruzar el planeta, porque la mayoría del transporte se hacía en barco o en tren. Ahora, con el auge de la navegación aérea, bastan 24 horas para que un virus dé la vuelta al mundo, explicó la directora de la OMS.
El cambio de la categoría del nivel de alerta tiene distintas lecturas dependiendo del país. De manera general es un anuncio para que no se gasten esfuerzos en intentar detener el virus (se supone que ya está en todas partes). Ahora el trabajo debe ser, sobre todo, atender a los afectados. "Hacer análisis y diagnósticos consume tiempo y dinero", advirtió Chan, quien cree que, por eso, los países deberán dejar de centrarse en este aspecto, porque se corre el riesgo de que, por dar una cifra más detalle, se pierdan fondos que deberían usarse en el tratamiento de los enfermos, que debe ser la próxima prioridad.
Los protocolos de la OMS (y el plan español de preparación ante una pandemia hecho siguiendo las directrices internacionales) estipulan la posibilidad de pedir a los enfermos que se aíslen -"voluntariamente", recalca el documento español- en sus casas o en centros sanitarios, que se cierren centros escolares u otros lugares de grandes aglomeraciones. En cambio considera inútil restringir los viajes (no tiene sentido impedir la llegada de algo que ya está dentro) o, en este caso, el comercio de carne de cerdo (que el material genético del virus se corresponda con el de la gripe porcina no quiere decir que estos animales transmitan la enfermedad)...
.../. "El virus se sigue extendiendo por el mundo, y la actividad del mismo se está incrementando en distintos países. Estamos cada vez más cerca de una situación pandémica, pero la OMS está trabajando duro para preparar a los países, a la gente", según el director general adjunto, Keiji Fukuda.
"Queremos que se entienda muy bien que si declaramos la fase 6 de pandemia, eso significa que el virus se extiende y que hay contagios estables en comunidades en países de distintas regiones", ha señalado Fukuda, quien ha aclarado que "eso no significa que el virus se haya hecho más grave, que la enfermedad sea más severa o que haya aumentado la tasa de mortalidad".
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