La Romareda, medio siglo después de su inauguración, todavía resiste a duras penas la avalancha de 80.000 héroes en menos de 48 horas. Es indiscutible el comportamiento de este ya simbólico enclave deportivo y cultural. Hablamos de la “Muy Noble, Muy Leal y Siempre Heroica” y querida Romareda, que continua ofreciendo espectáculo de masas para disfrute de los zaragozanos y visitantes. Un estado lamentable difícil de maquillar. Su capacidad de 34.496 espectadores “sentados”, se ve claramente desbordada en conciertos de cuarenta mil, con un espacio de servicio reducido por la instalación de escenarios y zona backstage “detrás de la escena” (catering, invitados VIP, tramoya, camerinos, servicios, etc.) a poco más de 2/3 de su espacio funcional habitual (partidos balompié). Cierto es que espacio del terreno de juego – césped, es ocupado por espectadores “de pie” proporcionalmente al tercio restante en más o en menos según necesidades y que también surgen restricciones, tales como la instalación de la zona vallada de seguridad, pasarelas, zona preferente, isletas de sonido e iluminación, bares y varios. En referencia al anillo exterior, hoy por hoy se encuentra limitado por las obras que se están realizando en Eduardo Ibarra y habitualmente la zona norte del estadio por el transporte y organización del propio evento. Ambas zonas se encuentran valladas exteriormente.
La observación de detalles puntuales va más allá de generalidades, así interiormente los servicios y lavabos no dan abasto para la cantidad de público reunido. Las largas filas que se forman hacen que los “impacientes”, utilicen las escaleras acceso a las gradas “vomitorios” de improvisados mingitorios. Los atascos de servicios y registros provocan ríos y cataratas por los pasillos, escaleras y gradas. Con frecuencia y por motivos de seguridad organizativa (acceso personas y avalanchas sin entrada) se suele cerrar algunas de las puertas de acceso con candados y cerrojos. Naturalmente esta técnica de advertirse debe ser notificada y corregida de inmediato.
Las escaleras y pasarelas de acceso gradas al césped carecen de iluminación tivoli, (señalización luminosa) y reflectante en pie-huella, los escalones se encuentran deteriorados y hay huecos y desniveles que deberían cerrarse e igualarse. La permanencia en las escaleras si bien esta prohibida es incontrolable en los conciertos masivos. Como consejo hacer referencia escrita en entradas y escaleras en diferentes idiomas. El foso es otro de los elementos de riesgo ante una avalancha, o bien debería anularse o cubrirse ante estos eventos. La rampa de acceso al césped se encuentra en la zona de escenario, su utilización en caso de necesidad no esta exenta de complejidad dentro y fuera del estadio.
Para terminar unos cuantos apuntes más con los que nos podemos encontrar: Asientos arrancados con solera incluida, pasamanos sueltos, acceso para espectadores con discapacidad física mejorable e inclusión de servicios adaptados, retirada de los laberintos de vallas que se utilizan para encauzar las filas, nada más comenzar los conciertos así como una limpieza del entorno botellas, cristales y bolsas impiden ver hasta por donde pisas. Unas reflexiones por la dignidad de un estadio que merece un trato mejor
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